viernes, 22 de mayo de 2009

Son muy pocos los presos que votan

A continuación reproducimos las nota escrita por Adriana von Kaull y que fue publicada en el suplemento "Comunidad" del Diario La Nación el día sábado 16 de mayo de 2009.

Los derechos humanos aparecieron por la cárcel en 2004. La realidad es que los internos aún no tienen muy en claro de qué se trata esto. La posibilidad de votar, que surge en 2007, se tomó más como un regalo que como un deber cívico.

Si bien el 70% de la población carcelaria está procesada, lo cierto es que los indocumentados tienen un porcentaje más alto aún, por lo que los que accedieron a ejercer este derecho no fueron tantos.

En las elecciones anteriores las urnas entraron y salieron cerradas de cada unidad, y cuando les preguntamos a los internos, nadie nos supo decir quién había ganado.

Pero ahora que los vuelven a convocar, nos preguntamos si algún candidato presentará un proyecto que le interese a los internos, que beneficie en algo sus vidas dentro de la cárcel.

Cuando vemos que las mismas cosas que nos preocupan afuera son las que faltan adentro (salud, comida, educación, justicia) comprobamos que no importa en qué lugar de la sociedad nos encontremos, las angustias son iguales.

Dignificar al interno no es darle el voto, sino las herramientas necesarias para que cuando salga de la cárcel sea un hombre de bien.

MiniNoticias

Cuando uno crece siente que las certidumbres de la infancia no son tales. Que si los adultos no nos dan una mano, crecer es duro y es difícil. Aprender, tener la sensación de que la cabeza se abre, recuerda, incorpora, nos da a conocer otros mundos, otras realidades. Saber y entender el Teorema de Pitágoras, los complejos conjuntos matemáticos. Saber y entender a Miguel Ángel Buonarotti, la pintura de los impresionistas, la música en todas sus alternativas: clásica, jazz, rock. Conocer idiomas y aprender cómo otros pueblos usan una lengua diferente para comunicarse. Deleitarnos aprendiendo la nuestra. Historia. Geografía, en fin tantas materias.

Junto con el amor y respeto en la sociedad se nos ayuda a convertirnos en grandes, a ser los adultos de nuestra generación. Pero lo que nos sucedió de chicos es lo que nos moviliza para el desarrollo de esa sociedad que nos toca. Siempre pensé que había tenido una educación de lujo, sin lujos, y que cualquiera podía acceder a lo mismo si quería. Pero no era tan fácil, entonces ver que la Asociación que fundé tuviera este objetivo es lógico: Mejorar la calidad de la educación de las generaciones futuras, harán que la Argentina, mi país, tenga un futuro digno y mejor.

Porque yo también quiero que la Argentina sea grande y fuerte. Que sus ciudadanos se sientan parte integrante del mundo entero y no de segunda, o del Tercer mundo, dar la posibilidad a todos aquellos que no la tienen fue el objetivo que me fijé.

Por eso nace Segunda Posibilidad, para que los internos tengan la posibilidad de una vida mejor lejos del delito. Para que puedan integrarse a sus familias a pesar de estar presos a través de la computación, hay que verles la cara cuando cuentan la visita de sus hijos y el nuevo tema de conversación con ellos: la PC y su funcionamiento, las nuevas tecnologías, cómo ellos han aprendido dentro de la cárcel, eso que afuera ahora es cotidiano, pero que no es tan fácil de conseguir.

Tener como objetivo la niñez se dio entonces como natural Buscar que las acciones solidarias que motivábamos fuera dirigidas hacia esos alumnos que en el interior del país se preparan para cambiar, optimizar activar un futuro mejor para sus comunidades fue lo que nos dio el rumbo a seguir.

Ser adulto es ocuparse del menor, que tenga oportunidades, conocimientos, posibilidades de conseguir lo que ansía. La sana ambición que hará que se convierta en un adulto responsable de su sociedad, de su comunidad, de su familia y su vida. Para continuar cambiando la sociedad en la que le toca vivir y mejorar día a día, en cada generación, para ser una Patria grande.

El 5 de Diciembre de 2008, cuando recibimos la Mención Especial del Premio Comunidad de Fundación La Nación, Ashoka y Avina plantamos junto con la Lic. Ana María Müller y yo un nuevo Segmento en nuestro Programa Segunda Posibilidad: BANCO DE SUEÑOS.

Que consiste en donar una computadora a cada niño que del interior del país venga al Hospital Garrahan a atenderse por alguna enfermedad, una vez que se va del alta se lleva una computadora reparada por los internos que integran el PROGRAMA SEGUNDA POSIBILIDAD en la cárcel.

El 20 de Marzo de 2009 inauguramos oficialmente BANCO DE SUEÑOS en la Unidad Penal N° 32 de F.Varela de la Pcia Buenos Aires, entregando a dos niños computadoras y a dos escuelas de Chubut.

El 27 de Marzo de 2009 entregamos a otros dos niños

El diario La Nación lo publicó en una excelente nota: Ver nota